“Uninorte nos enseñó que la innovación va en cada uno”: José Gómez, creador de Snack Fit Me

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José Gómez durante su charla en el Salón de Danza.

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01 feb 2019

Todo comenzó con una idea y una fuerte convicción. Antes de graduarse en 2015 de ingeniero electrónico, José Gómez Castro tenía claro que quería ser su propio jefe. La senda académica y profesional que había recorrido en la Universidad del Norte, junto a una curiosidad innata, lo condujo a un punto de giro en su vida: la creación de una propuesta gastronómica de alimentos y meriendas saludables llamada Snack Fit Me. Una marca que hoy se consolida con cuatro locales en Barranquilla, uno en Bogotá y otro en Medellín.

Su historia, los hechos que contribuyeron a la realización del éxito profesional y algunos consejos prácticos fueron compartidos el 31 de enero por el egresado en el Salón de Danza del coliseo, en el marco de la Feria Vive Uninorte.

“Al final todo se traduce en qué tan fuerte trabaja uno para lograr el objetivo que se traza (…) Todo lo que uno aprende siempre le va a servir para algo en cualquier momento de la vida.”, puntualizó José a los estudiantes, durante su charla. Él y varios de sus compañeros de promoción fueron los primeros ingenieros en realizar prácticas de emprendimiento, hecho que les permitió adquirir conocimientos y experiencias en el campo.

El negocio nació en Barranquilla, de la mano de su compañera y socia Silny Meza, también egresada de Ingeniería Industrial, en una época donde la cultura fitness comenzaba a tener auge en las redes sociales y en el voz a voz. José en ese entonces decidió cambiar su estilo de vida, pues llegó a pesar 110 kilos y, durante su metamorfosis hacia una alimentación sana, detectó que no había ninguna opción de meriendas saludables en el mercado.

“Silny hacía prácticas en un banco y comenzamos a vender galletas de granola. Vimos que la gente estaba interesada en comprar productos saludables. Abrimos cuentas en redes sociales y probamos después con yogurt con granola, que se convirtió en el nuestro producto insigne (parfait) de la botella vidrio”, explicó el emprendedor.

Comenzaron a elaborarlos en la cocina de la familia de José, en Villa Santos, con una media de 100 pedidos diarios, e incluso viajaron a Grecia para aprender las mejores técnicas de elaboración. Ese mismo lugar se convirtió en la estación de domicilios, pero ante la creciente demanda quedó pequeño y con el tiempo se mudaron a una planta por la Vía 40. De igual forma, su logística basada en mapas de calor, creados con el uso de GPS, generó una base de datos que les permitió identificar las áreas donde habitan sus clientes y elegir los lugares más adecuados para las ventas.

“Creo que lo más importante que me enseñó la universidad es el espíritu investigativo, de no tragar entero. Pienso que nos enseñaron a cómo aprender uno mismo y buscarle soluciones a los problemas. La innovación va en cada persona”, afirmó el barranquillero.

Entre las principales lecciones que le ha dejado su experiencia como emprendedor, advirtió, es que nunca se debe trabajar por el dinero sino por el crecimiento profesional y humano. “Uno la empresa lo ve como un hijo y cada empleado nuevo que hay es sinónimo de crecimiento, porque cada vez que necesites a un empleado nuevo significa que no estás dando abasto y necesitas solucionar algo extra dentro la empresa. Significa que estás creciendo”, concluyó.

Por José Luis Rodríguez R.

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