Néstor Durango, el ejemplo del buen maestro

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Néstor Durango, profesor del departamento de Ingeniería Mecánica.

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03 nov 2016

Cada año la Ceremonia de Reconocimientos Académicos rinde homenaje a los docentes de la Universidad del Norte que se han destacado por su desempeño en el aula y en el ámbito académico e investigativo. Este 3 de noviembre, entre las diversas exaltaciones, se encuentra la entrega de la medalla ‘Maestro de Maestros’, otorgada a docentes con una trayectoria notable en la institución.

Néstor Durango, del departamento de Ingeniería Mecánica, recibió este premio como reconocimiento a su contribución permanente a la formación integral de sus estudiantes y a la aclamación que ha recibido de sus pares académicos.

Durango, ingeniero mecánico de la Universidad Industrial de Santander y magíster en generación y conversión de energía de la Universidad del Valle, ha sido profesor de tiempo completo de Uninorte durante 29 años. En este largo trayecto no solo ha dejado una marca imborrable en múltiples generaciones de ingenieros de la región Caribe, sino que con sus esfuerzos académicos el docente, oriundo de San Pelayo (Córdoba), ha propiciado importantes cambios en la manera como se realiza la investigación en Colombia.

A principios de los años 90 ante la dificultad de apalancar recursos estatales para financiar sus propuestas de innovación y desarrollo, la Universidad del Norte presentó a Colciencias el primer proyecto de innovación tecnológica a nivel nacional cofinanciado entre universidad  y empresa. Se trató del diseño de un horno para secar granos, realizado por Durango y otros ingenieros del grupo Gas Natural y Termodinámica en colaboración con la empresa SuperBrix.

“Hay que decir que la fortuna a veces lo acompaña a uno. Cuando en el país se hicieron unas leyes marcos que facilitaban ese acercamiento, hicimos una innovación que fue un éxito, y nos dimos cuenta de que era algo en donde podían ganar todas las partes: la empresa, el profesor, los estudiantes y la universidad, porque renueva el conocimiento y adquiere conocimientos nuevos”, expresó el docente.

El camino que abrieron Durango y compañía ha permitido que hoy en día la Universidad del Norte sea una de las instituciones de educación superior de Colombia con más proyectos en esta modalidad.

Tres décadas en las aulas de Uninorte

El profesor Durango admite que no hay un secreto para su longevidad en los salones de clase de Uninorte, sino una confluencia de factores, entre los que destaca el continuo crecimiento y proyección de la institución. “Si se hubiera estancado me habría ido hace muchos años, pero no fue así y me siento orgulloso de hacer parte de este crecimiento”, comenta.

Por supuesto, a lo anterior se añade su vocación por la educación, la cual vino a él por vía hereditaria. “Mi mamá era profesora, al igual que varias de mis hermanas, que crecimos viendo a mi madre enseñar”, recuerda.

Desde la época de colegio en San Pelayo y durante sus estudios superiores en Bucaramanga, Durango aprovechó sus tiempos libres para ayudarle a sus compañeros con dificultades en clase. Así fue como descubrió la afinidad con sus educandos, que lo ha caracterizado a lo largo de su extensa carrera como docente.

“Yo tuve compañeros mejores y más inteligentes que yo; sin embargo, no eran capaces de enseñarles a otros porque se desbordaban y abrumaban a los pupilos con sus conocimientos. Yo en cambio siempre intento comenzar desde muy abajo y les recuerdo que yo también estoy aprendiendo con ellos. Lo cierto es que uno nunca deja de aprender hasta el día que se muere”, afirma Durango.

El profesor considera que haber sido parte de la formación de tantos ingenieros uninorteños es su “participación en el progreso y mejoramiento de la sociedad” y que su mayor satisfacción es haber siempre hecho más de lo que tenía que hacer.

“En mi lista de deberes yo lo que tengo que hacer es dictar clases. Pero delante de mí, en el aula tengo a una persona y un compromiso con ella. Y a medida que uno dé más, más oportunidad va a tener esa persona de cumplir mejor su responsabilidad con la sociedad”, manifiesta.

“La clave de todo esto es el respeto hacia el estudiante”, continúa Durango. ”Por mucho que una pregunta de alumno me parezca fuera de contexto, simple, o incluso absurda, no recuerdo nunca haber dejado de responderla. Muchas veces así te puedes dar cuenta de que en realidad no es tan absurda. Eso me ha dado buenos resultados”.

Por Andrés Martínez Zalamea

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