Cómo hacer del aula de clase una emoción al educar

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La profesora María Purificación Cruz durante su charla en el auditorio.

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09 jul 2019

Quienes hemos tenido el privilegio de educarnos en un colegio, corporación, universidad, tomar cursos de idiomas o de posgrado, tenemos, al menos, un profesor al que catalogamos como ‘favorito’ o ejemplo de lo que debe ser un buen educador. Pero ¿sabemos realmente por qué? ¿Sabemos cuál o cuán importantes es el papel de ellos en nuestras vidas?

Los profesores son el componente con mayor influencia en el aprendizaje. Mejorar su calidad se traduce en mejorar los estándares del proceso educativo. Sin embargo, el éxito del aprendizaje solo se da cuando la información transmitida es significativa para ambos, es decir, “cuando los estudiantes se sienten emocionados por los conocimientos adquiridos”, pero al mismo tiempo los docentes están motivados por educar.

Esta es la premisa con la que María Purificación Cruz, licenciada y doctora en psicopedagogía, desarrolló la conferencia de apertura del V Encuentro Internacional de Maestros Investigadores, organizado el 5 y 6 de julio en el auditorio por el Instituto de Estudios en Educación (IESE), a través de la Maestría en Educación y el Doctorado en Educación.  

“¿Por qué eligieron esta forma de vivir? Cada uno tendrá sus motivos (…) La vocación sin actitud es como un saco vacío. Podemos tener mucha vocación, pero si no trabajamos nuestra actitud y decidimos hacer y ser entonces no conseguiremos nada”, puntualizó la ponente española, profesora del departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Castilla La Mancha, sobre la misión que tiene todo maestro.

Para María Purificación, educar es más que un verbo. Cuando se da correctamente el aprendizaje no solo se transmiten los conocimientos que deben aprender los alumnos para ganar el curso, sino también los valores sociales y culturales de la sociedad, necesarios para un desarrollo pleno. El factor humano, agregó, es el factor diferenciador que puede otorgarle el título de ‘favorito’ a un maestro.

“Para estar en el mundo de la docencia hay que ser buenas personas. A la final es el factor humano lo que nos diferencia. Uno no dice, ‘voy a llamar a fulanito porque tiene 6,7 en matemáticas’. El currículo importa, pero realmente lo que queda es cómo es esa persona. Tenemos que ser ejemplo de lo que hacemos en concordancia con lo que decimos”, afirmó.

Trabajar las emociones y la inteligencia emocional es clave para ser competentes, pero para ello primero debemos conocer nuestras emociones para poder comunicarlas. Una vez conseguido eso, indicó la experta, se debe trabajar la empatía, la asertividad, el reconocimiento de emociones en los demás, la tolerancia a la frustración y la destreza social.

“Uno de los grandes retos es la habilidad intrapersonal, es decir, descubrir mis habilidades, emociones y defectos. Tengo que descubrir mis habilidades, porque a partir de ellas puedo motivar y emocionar a los chicos. Tengo que reconocer mis defectos para poder pedir ayuda y que aquello que no domino no me limite”, manifestó la docente.

Por José Luis Rodríguez R.

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