¿Las calificaciones reflejan el aprendizaje de los estudiantes?

Adam Carberry, docente de la Arizona State University fue el conferencista internacional invitado al II Simposio de Buenas Prácticas de ‘assessment’ en Ingenierías para hablar sobre sistemas alternos de calificar a estudiantes.

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Adam Carberry llevó a cabo su conferencia el 15 de agosto en el salón 31K.

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16 ago 2019

Para Adam Carberry, la actual forma como se califica en la educación superior no refleja en absoluto las capacidades y competencias que los estudiantes deben adquirir para ser mejores. El docente de la Arizona State University fue el conferencista internacional invitado al II Simposio de Buenas Prácticas de ‘assessment’ en Ingenierías, desarrollado el 15 y 16 de agosto en el salón 31K. 

Durante la charla dirigida a profesores, directores y coordinadores de programas de ingeniería de todo el país, el experto habló del modelo de calificación que utiliza, formato con el que los docentes se motivan a reflexionar sobre qué es lo que están enseñando. Un sistema de calificaciones basado en los estándares. 

Este método se enfoca especialmente en dos aspectos: primero que los objetivos de aprendizaje del curso sean explícitos para los estudiantes y de esta forma entiendan cómo será la progresión del conocimiento que irán adquiriendo. Segundo, que haya una retroalimentación adecuada para cada estudiante de cada actividad asignada, de lo que está haciendo bien y lo que deben mejorar. 

El sistema de calificaciones basada en los estándares (o SBG por sus siglas en inglés) la adoptó el gobierno de los Estados Unidos para todos los colegios públicos. No obstante, en el caso de las universidades no tienen esta posibilidad de control y este es uno de los factores que contribuye, según el conferencista, a que continúen las formas de calificación antiguas. 

Su método de calificación es una escala de 0 a 4 para las diferentes habilidades que permiten desarrollar una actividad en clase, como comunicación, presentación, manejo de la teoría, entre otras. Para cada actividad, el estadounidense califica cada uno de estos aspectos para otorgar una nota promedio que después convierte al sistema convencional. 

Para Carberry, el trasfondo de calificar las diferentes categorías de una entrega o actividad no es solo para que el estudiante identifique sus falencias sino también para el docente. Observar, a nivel grupal, las tendencias de los estudiantes es una forma de evaluar el desempeño de los profesores, de un programa de pregrado o posgrado, o inclusive de una división completa. 

Teniendo esto en cuenta, el ‘assessment’, también conocido como evaluación educativa, es clave para el experto y por esto pensó en adoptar este nuevo sistema de calificación. Desde su perspectiva, el sistema tradicional también tiene esta gran falencia: no es efectivo para medir qué están aprendiendo los estudiantes concretamente. Así también, tiene repercusiones en otros contextos como los altos niveles de ansiedad y estrés que sufren los estudiantes que en casos llevan a abusos de sustancias o, lo que es peor, según Carberry, que vean la trampa como un “mal necesario”. 

El sistema de calificaciones basado en los estándares se concentra en el progreso de los estudiantes, por tanto, las notas al inicio del curso tienden a tener un valor menor frente al acumulado. Así también, el docente hizo énfasis en la necesidad de estar reforzando constantemente en los estudiantes la reflexión para que entiendan cuáles son las habilidades específicas que se están evaluando con cada actividad y que esto se plantee desde el principio en los objetivos de aprendizaje. Que no sea el “programa del curso que solo vemos el primer día de clase”.

Carberry ha recolectado datos por medio de encuestas de sus estudiantes para identificar lo positivo y negativo de su enfoque, y halló que muchos de ellos contestaban que se parecía más al “mundo real” que la nota única a la que están acostumbrados. También manifestaron que les permitía identificar sus fortalezas y debilidades. Del lado negativo señalaron que no sentían que había una diferenciación entre un buen y un gran trabajo y que en ocasiones llevaba a confusiones y frustraciones. 

El docente advirtió que este sistema de calificaciones no es para todos los profesores y clases, pero que es una plantilla desde la cual se puede comenzar a explorar para repensar la forma en que se enseña en la educación superior. 

Carlos Lozano, presidente de la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería, presente en el evento, estuvo de acuerdo con esta noción del experto y manifestó que la correcta enseñanza de las ingenierías no es solo importante para las instituciones sino para el futuro como tal de la infraestructura de nuestro país. Joachim Hahn, vicerrector académico de Uninorte, agregó que es de celebrar que disciplinas como la ingeniería no solo se preocupen por la parte del conocimiento práctico sino también que se involucren cada vez más en la pedagogía y adopten discursos que se ajusten a las necesidades del contexto actual. 

 

Por Leonardo Carvajalino

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