Los pros y contras de la realización de fracking en Colombia

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El profesor del programa de Geología Felipe Lamus, durante su presentación.

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04 oct 2018

El uso de fracking para la explotación de hidrocarburos en Colombia es un tema de debate que ha dado mucho de qué hablar, debido a las implicaciones económicas y ambientales que puede tener para el país. Es por eso, que en el marco de la celebración del Día del Geólogo en Colombia, tres expertos de distintas áreas se reunieron en Uninorte para debatir la ejecución de esta práctica. 

En el coloquio denominado “El dilema de la exploración de los hidrocarburos en Colombia”, moderado por el profesor de Geología, Felipe Lamus, estuvieron presentes el abogado Juan Pablo Sarmiento, director del Grupo de Litigio Estratégico e Interés Público (GLIP) de Uninorte, y quien dirige una tutela que busca frenar esta práctica en Colombia; Adolfo Bolivar, geólogo barranquillero con más de 40 años de experiencia en el campo de la explotación minera; y Antonio Velásquez, quien trabaja en Ecopetrol y hace parte de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo. 

Los tres expertos discutieron sobre la factibilidad de este método no convencional de extracción de hidrocarburos como una alternativa para aumentar las reservas petroleras del país, que en la actualidad no superan los cinco años. En ese sentido, el primero en hablar fue Bolívar, quien explicó a la audiencia cuál es la diferencia entre los métodos convencionales y los no convencionales.

El geólogo, quien durante años trabajó en exploración y explotación de hidrocarburos, señaló que este método, que no es nuevo y ya se aplica en países como Estados Unidos y Argentina, consiste en extraer del subsuelo los gases o sustancias que se encuentran atrapados mucho más abajo de donde usualmente se encuentran las “bolsas de gas o petróleo” de la extracción tradicional. Mediante la inyección de agua y de arena a alta presión se quiebra la roca para que libere el gas o el petróleo y se proceda a su extracción. En pocas palabras, acelera un proceso que tomaría miles de años.

Para él, los métodos de extracción no convencionales son muy seguros mientras se realicen con la rigurosidad que requieren, y desmitificó varias tesis que declaró “no son totalmente ciertas”. Por ejemplo, dijo que no es cierto que el fracking produzca sismos, sino que esta práctica genera ‘microsismicidad’, temblores subterraneos no mayores a dos grados en la escala de richter, que son imperceptibles en la superficie y se monitorean con una prevención, que implica que si llegasen a superar los cuatro grados se suspende la extracción.

Además, dijo que cada pozo requiere tan solo mil metros cúbicos de agua por cada proceso de extracción, lo que no equivale nisiquiera a la mitad de una piscina olímpica. Por otra parte puntualizó en que si bien dicha agua viene mezclada con aditivos químicos que solo representan el 0,5% de la mezcla y que ayudan a crear una emulsión que permite extraer el hidrocarburo, dichos químicos se utilizan diariamente en la vida cotidiana y además, luego de un proceso de limpieza, dicha agua puede reutilizarse no solo para extracción sino también para riego de cultivos. 

Sarmiento, quien desde 2016 viene trabajando con el GLIP en una acción de nulidad simple, admitida por el Consejo de Estado y a la espera de una sentencia que invalide dos normas que permiten y regulan el ejercicio de la extracción de yacimientos no convencionales en el país, argumentó que tomando referentes internacionales como Francia, Irlanda, Dinamarca, República Checa y Países Bajos, entre otros, existe una gran advertencia sobre los riesgos que puede generar esta práctica, sobre todo porque pone en peligro los recursos acuíferos que son un derecho fundamental de los colombianos.

En ese sentido y con tratados internacionales como el Acta de Convención de Río y la Ley 99 que señala el “principio de precaución”, esperan que en Colombia se prohíba esta práctica que tiene "graves implicaciones para el medio ambiente". El abogado destacó que el principio de precaución, que es una de las bases normativas de su demanda, advierte que “en caso de implementar en Colombia una tecnología nueva o desarrollar una actividad peligrosa contra la salud humana o contra el medio ambiente, es obligación constitucional no hacerlo".

Sarmiento señaló el caso de la sentencia de la Corte Constitucional que prohíbe la aspersión aérea de glifosato en Colombia por las dudas, en cuanto a los efectos que esta práctica pueda causar en la salud de las personas, y que fue emitida con base en el principio de precaución. Además, dijo, si bien los argumentos en contra del fracking hablan en general de los efectos económicos y macroeconómicos negativos que puede tener no realizarla, es necesario hablar de las implicaciones jurídicas. “El tema de beneficio económico no puede aplastar los derechos colectivos”, dijo.

Al respecto, Velásquez puntualizó en que si bien el debate sobre el fracking ha derivado en mensajes que parecieran dilemas, esta tecnología debe aplicarse debido a que los riesgos que existen son conocidos, medibles y mitigables. Para él la industria de los hidrocarburos debe continuar desarrollándose en la medida en que estas prácticas se desarrollen bajo la normatividad y un marco del desarrollo sostenible. 

El experto señaló que en Colombia hay zonas donde se conoce que pueden existir recursos de yacimientos no convencionales idóneos para la extracción a través de fracking, como el valle del Magdalena Medio, y que mientras el proceso de exploración se realice bajo toda la veeduría de las instituciones, de la sociedad y de la academia, el sector de la minería que es uno de los más importantes en Colombia puede seguir siendo un productor importante.

Sin embargo, el geólogo puntualizó en que casos específicos como el ocurrido en el Pozo Lizama, en Santander, donde hubo un derramamiento de crudo este año que afectó varias fuentes hídricas, pueden suceder. Debido, según dijo, a que la naturaleza misma expulsa los hidrocarburos, pero que mientras se tenga un control normativo fuerte y una preparación en caso de emergencias, no deben tener mayor repercusión como pasó con Lizama, que fue calificado por la ONU un incidente de daño medio.

Los tres expertos coincidieron en que en caso de ser prohibido el fracking en Colombia se requieren alternativas económicas que solventen el aporte fiscal que actualmente realiza la extracción de recursos naturales en en el país y además la utilización de los mismos en temas como energía y combustibles.

Al respecto, Velásquez señaló que si bien la explotación “off shore” de crudo y gas en las costas de Colombia puede solventar ese faltante de hidrocarburos que se busca obtener con el fracking, este tipo de extracción es muy costosa y requiere años de planeación y exploración en un trabajo que aún no se ha hecho a fondo en el país. 

El coloquio realizado en el marco del Día del Geólogo, que en Colombia se celebra el 30 de septiembre, hizo parte del grupo de actividades organizadas por el programa de Geología, con el objetivo de celebrar la fecha y dar a conocer la actividad de estos profesionales.

Por Edwin Caicedo Ucros

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