Políticas Públicas en etnoeducación: ¿utopía o realidad?

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De izq. a der. José Pacheco, Martha Lucía Izquierdo, Héctor Muñoz, Yuberlis González, Francisco Del Pozo y Simón Esmeral.

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29 oct 2018

Un gran debate alrededor de las políticas públicas en etnoeducación se vivió en el Centro Cultural San Juan Nepomuceno de Santa Marta. El evento, convocado por el Instituto de Estudios en Educación, a través del Observatorio de Educación del Caribe Colombiano de Uninorte, y con el apoyo de la Universidad del Magdalena, reunió el 26 de octubre a docentes, rectores y estudiantes de la región para compartir sus ideas sobre la etnoeducación con enfoque intercultural.

Se entiende ésta como un proceso que provee de un enfoque diferencial a los programas educativos de distintas comunidades indígenas. Desde las políticas públicas debería existir una normativa y apoyo para que en Colombia, país multicultural, la educación tuviese enfoques de acuerdo a las regiones y comunidades a las que llega, pero ¿realmente se cumple ese ideal?. Para Martha Lucía Izquierdo, doctora en Educación, la respuesta es un rotundo no. Para ella “no hemos ni comprendido bien el concepto de interculturalidad y la educación sigue siendo una cuestión hegemónica donde no se tiene en cuenta las cosmovisiones particulares. Además, aunque hay muchas leyes y decretos promulgados, están sin aplicar”.

Yuberlis González, líder de la Asociación de Estudiantes Indígenas de la Universidad del Magdalena, también considera que “no hay un enfoque diferencial ni políticas de educación para indígenas en temas de financiación y cobertura, los avances que se hacen dependen en gran medida de las mismas universidades”. Esto sucede porque, según como lo ve Héctor Muñoz, experto en educación y fenómenos multiculturales de la Universidad Autónoma de México, “aún hay que hacer un gran trabajo reivindicativo con comunidades que hoy continúan en una posición de subordinación por ser indígenas, hay que hablar de derechos culturales y lo que eso represente en materia de educación”.

Sin embargo hay quienes opinan que sí hay un trabajo que se viene realizando, aunque con mucho por mejorar. Sergio Diazgranados, director ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), considera que la tecnología es adoptada cada vez más rápido y logra generar grandes cambios en comunidades rurales. “El problema no es solo de dinero sino de invertir mejor y distribuir mejor, teniendo en cuenta necesidades específicas de cada grupo”, explicó. Además, según su experiencia en el BID, se ha evidenciado cómo “los trabajos se están transformando y en unos años han cambiado, por ejemplo, de la agricultura a los servicios”.

José Pacheco, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de Unimagdalena, opina que el principal problema de las políticas públicas en educación es que son construidas y pensadas "de arriba hacia abajo". “No hay un diálogo en doble vía entre quienes formulan las políticas y quienes se beneficiarán o afectarán de ellas”, sentenció. Opinión que es compartida por Martha Lucía Izquierdo, que en investigaciones de su tesis doctoral concluyó que para poder hablar de etnoeducación es necesario que los relatos de docentes y estudiantes sean compartidos para crear un tercer relato que tiene en cuenta al otro, que se preocupa por sus necesidades específicas y se adapta.

El debate transcurrió entre los problemas de cobertura, las barreras del lenguaje, los recursos y el apoyo gubernamental. Una política pública en etnoeducación debe solucionar todos esos aspectos. Sin embargo, para Francisco Del Pozo, doctor en Educación, mucho se habló del ‘cómo gestionar, crear o abordar una política pública de etnoeducación’, pero para él tiene más relevancia hablar del ‘para qué una política pública de etnoeducación’. “He escuchado como si el fin último de la educación fuese productivo, económico y desde las raíces de la pedagogía esto no es así, por eso mi invitación es a reflexionar sobre los objetivos que se pretenden alcanzar desde la educación”, explicó Del Pozo.

El Foro en Políticas Públicas en Educación se realiza desde hace cuatro años por el Observatorio y pretende “fomentar el debate alrededor de la educación y las relaciones entre centros educativos del Caribe, además de ofrecer espacios constructivos a docentes y demás interesados”, expresó José Aparicio, decano del Instituto de Estudios en Educación. Para él, la importancia de estos espacios es ofrecer herramientas para los educadores que día a día se esfuerzan por hacer un gran trabajo.

En esta ocasión se hizo en alianza con la Universidad del Magdalena, quien tiene una gran experiencia en etnoeducación y que, según su vicerrector de investigación, Ernesto Galvis, “hablar de etnoeducación en el Magdalena es completamente relevante. Además de que el foro permite estrechar lazos entre la universidad pública y privada”.

José Aparicio explicó por qué es importante hablar de etnoeducación e interculturalidad. “Colombia es un país diverso y la educación está para reunir, no para discriminar o segregar, por eso debemos ser conscientes de esa diversidad y crear estrategias para abordar esas grandes complejidades que coexisten en un aula de clases”, finalizó.

Por Omar David Alvarez

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