“Temporada de huracanes de 2017 ha sido inusual”: Juan Carlos Ortiz explica el fenómeno

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Juan Carlos Ortiz, profesor e investigador del departamento de Física y Geociencias.

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20 sep 2017

En menos de un mes se han formado dos huracanes que llegaron a categoría 5, Irma y María, con vientos que superan los 250 km/h de velocidad. Un hecho que, según Juan Carlos Ortiz Royero, profesor e investigador del departamento de Física y Geociencias de Uninorte, es un reflejo de cuán particular ha sido la temporada de huracanes de 2017. En su última entrada de blog ¿Qué tan probable es que un huracán como Irma impacte a Colombia?, el experto entregó una explicación científica detallada sobre los principales interrogantes sobre estos fenómenos.

Su explicación llamó la atención del equipo periodístico del programa radial 6AM Hoy por hoy de Caracol Radio, conducido por Darío Arismendi, quien invitó al profesor el martes, 19 de septiembre, para que aclarará las razones para la formación de huracanes, su diferencia con los tornados y las condiciones de la atmósfera necesarias para que suba o baje de intensidad, e incluso cómo la rotación de la tierra puede influir en la ruta que siguen los huracanes.

Ortiz Royero afirmó durante la transmisión que 2005 fue el año con mayor número de tormentas tropicales, con 25, cuando Katrina fue la más recordada por la devastación que ocasionó en el sudeste de Estados Unidos. Sin embargo, aunque 2017 todavía se mantiene dentro de los pronósticos en cuanto a la cantidad de estos fenómenos, el experto expresó que la temporada de huracanes ha sido inusual debido a la aparición más frecuente de huracanes de categorías 4 y 5; hecho que puede estar asociado al cambio climático.

La mayoría de los huracanes que afectan al Gran Caribe tienen su origen en la costa este de África donde confluyen ciertos fenómenos importantes para su formación. El primero de estos es una temperatura superficial del mar (entre 26 y 27 grados centígrados), que normalmente se alcanza en el Océano Atlántico central entre junio y noviembre.

“Al calentarse el agua se evaporan las moléculas y ese aire caliente forma sistemas nubosos que llamamos ondas tropicales. Los vientos secos provenientes del Sahara perturban a estas nubes y les entregan la energía que las hace girar como lo hacen los huracanes”, señaló Ortiz. Como la tierra mantiene una rotación, Ortiz afirma que los huracanes tienden a seguir esa rotación hacia zonas del continente americano, que resultan más impactadas.

La fuerza de un huracán depende del calor latente de vaporización, la energía que produce una molécula cuando se evapora y se convierte en gas. “Esa es la gasolina de un huracán y, en su trayectoria, cuando encuentren aguas cálidas deberían fortalecerse”, indicó.

Aunque reconoció que es una hipótesis que genera disenso en la comunidad científica, basado en su explicación, Ortiz sostuvo que el cambio climático puede estar generando una mayor incidencia de ciclones de mayor intensidad. “Yo creo que por aplicar simple física, al tener mayor energía tal vez no tengamos más huracanes, pero sí es más común que tengamos de categoría 4 y 5. Eso debe estar relacionado con que la superficie está más cálida que antes.”.

Ortiz, quien es doctor Ciencias Marinas (Física Oceanográfica) de la Universidad de Puerto Rico, explicó que, mientras que la costa Pacífica de Colombia no sufre impactos directos de huracanes, el Caribe colombiano es la zona del país más susceptible, principalmente en las costas de los departamentos de La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Antioquia y Chocó y todas las islas y cayos del territorio nacional.

A través de un estudio que publicó en 2012 con el Grupo de Investigación en Geociencias (GEO4), basado en registros desde 1854 del paso de tormentas y huracanes en el Océano Atlántico, Ortiz concluyó que la zona más probable que un huracán importante impacte de manera directa en Colombia son las Islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. “Al menos un huracán importante afecta el Archipiélago cada diez años y el más devastador fue el huracán Joan en 1988”, afirmó el profesor.

También determinó con su investigación que, en la Colombia continental, la mayoría de los huracanes vienen del este y se dirigen hacia el noroeste; así que la zona costera de La Guajira está en segundo lugar, donde Matthew causó la mayor afectación en 2016.

El tercer lugar con mayor posibilidad de sufrir el efecto de un huracán están las zonas costeras caribeñas que incluye Santa Marta, Barranquilla y Cartagena, donde la afectación ha sido más indirecta, con los llamados coletazos. Y añadió Ortiz que es muy poco probable que las costas de Sucre, Córdoba, Antioquia y Chocó se vean afectados.

“El peligro para las principales ciudades de la zona central del Caribe (es decir Santa Marta, Barranquilla y Cartagena) es que un huracán se forme en el Caribe y tenga una dirección contraria a lo habitual, es decir de oeste a este”, indica Ortiz, advirtiendo que un escenario con esta característica sería muy significativo, ya que los vientos más fuertes, marejada y oleaje extremo impactarían la costa ‘de frente’. El físico recordó al menos un huracán que representó una gran amenaza: el llamado Lenny, de 1999, que para fortuna del país se mantuvo al norte de la línea de costa

De igual forma, señaló que la vez que Barranquilla, Santa Marta y Cartagena, han estado más cerca de un huracán fue en octubre de 1988 cuando el huracán Joan (o Juana) hizo tránsito por el Caribe colombiano, aunque solo se tratase de una tormenta tropical, ni siquiera de un huracán categoría uno.

La geografía de la línea de costa, no es horizontal y casi todos los huracanes transitan paralelos por lo que el experto explica que quedamos “en una zona de sombra”, donde la llamada fuerza de Coriolis, hace que la mayoría de los huracanes se tuerzan a la derecha y tornen hacia el noroeste. Un hecho que, según Ortiz, “está a favor de la costa continental colombiana ante el impacto directo, pero en el caso de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina la realidad es totalmente diferente”.

“¿Cómo esto podría cambiar por el aumento sostenido de la temperatura superficial del mar y cuáles serían los escenarios futuros para nosotros? Es una pregunta que no tiene una respuesta aún, pero al menos estamos frente a lo que ya varios científicos han publicado: ante un inminente calentamiento del mar, esperaríamos huracanes categoría 4 y 5 más frecuentes en el océano Atlántico y Mar Caribe”.

Por Andrés Martínez Zalamea

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