Tras el rastro del río Magdalena en su historia geológica

En el conversatorio, organizado por la Alianza 4U, se abordaron los resultados de investigaciones geológicas alrededor del nacimiento del afluente.

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La formación del Valle del Magdalena en relación a la Cordillera de los Andes fue el centro de la conferencia.

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29 abr 2021

Tras la pista del nacimiento del río Magdalena fue el nombre del coloquio en el que se expusieron las investigaciones de dos de las escuelas pertenecientes a la Alianza 4U, un evento realizado el 25 de abril, a través de medios virtuales. La jornada convocó a las instituciones de alianza estratégica de la que hacen parte el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA) de Bogotá, la Universidad EAFIT de Medellín, la Universidad ICESI de Cali y la Universidad del Norte de Barranquilla.

El espacio, moderado por Alejandro Beltrán, integró los departamentos de Geociencia y Física de la Universidad del Norte, y de Ciencias de la Tierra de la Universidad EAFIT, para centrarse en el punto de partida y nacimiento del río Magdalena, así como su proceso de formación.

La conferencia estuvo en manos Camilo Montes, docente del Departamento de Física y Geociencias de Uninorte, quien realizó una recopilación de las investigaciones que se han hecho alrededor de la formación de lo que hoy es el río Magdalena, a través de los distintos periodos geológicos.

“Cuando miramos el Valle del Magdalena, uno de sus puntos emblemáticos es la población de Honda. Este es un valle transversal con respecto al rumbo de Los Andes y es más alto, lo cual es una característica topográfica más relacionada a construcción que a erosión. Es eso lo que se va a tratar aquí, la construcción de las cordilleras Central y Oriental”, expresó al inicio de la charla el docente, agregando que la formación de estas cordilleras es fundamental, debido a que con ellas comienza la formación del Valle del Magdalena.

El contexto a través del cual se muestra la construcción de estas cordilleras es el Norte de los Andes, el cual es un orógeno Caribe con deformación oblicua, cuyos relieves se propagan en direcciones opuestas al Valle del Magdalena. Por tanto, para comprender mejor y poder hablar de construcción, es necesario tener en cuenta dicho carácter oblicuo, así como las diferentes etapas del frente de formación del Caribe, y cómo ha ido barriendo el noroccidente de Suramérica y arrastrando los drenajes hacia el oriente. Dentro de este contexto es que se mira la evolución del Magdalena, las primeras evidencias de la llegada del frente de formación durante el Cretácico tardío se encontraron en el Norte del Ecuador, en la Cuenta Oriente. No es hasta el Maastrichtiano tardío que comienza a aparecer, cerca de Ibagué, una procedencia de este frente de formación desde el occidente.

“Si saltamos un poquito más al Norte, y nos vamos cerca de Ibagué, tenemos una secuencia de conglomerados, de procedencia de la Cordillera Central, datado del Masstrichtiano tardío”, aseguró el docente.

Uno de los aspectos que destacó, en este contexto de construcción de las cordilleras, fue que mientras la Cordillera Oriental comenzaba a propagarse desde el Cocuy hacia el Sur, luego del Paleoceno, se mostraban también las primeras evidencias de apertura del valle inferior del Magdalena.

“Al mismo tiempo que estaba creciendo la Cordillera Oriental, desde el Paleoceno tardío, la Cordillera Central, que era ese orógeno post-colisional que venía desde el Sur, básicamente desde Guayaquil hasta la Alta Guajira, estaba comenzando a romperse y comienza a romperse en el Eoceno, aquí en el valle inferior del Magdalena”, destacó.

Para el Eoceno tardío, las escamas o fallas de cabalgamiento de la Cordillera Oriental ya comenzaban a propagarse y a generar una topografía positiva. El valle inferior del Magdalena comenzaba a colapsar y las fallas normales a funcionar, permitiendo el ingreso de intrusiones marinas. Es en este periodo paleógeno donde se llegó a establecer un proto valle del Magdalena, el cual no llegaba a ser río, según aseguró el docente, ya había una Cordillera Central al occidente y una Cordillera Oriental en construcción.

Finalmente, con respecto a la situación paleogeográfica durante el periodo Mioceno, hace más de 13 millones de años, comenzaba a verse ya una Cordillera Oriental propagándose hacia el sur y una Cordillera Central y real con algunos espacios abiertos, así como una continuidad entre dicha Cordillera Central y la Serranía de Santa Marta en el Valle del Magdalena, la cual ya estaría rota, formando, de esta manera, un río que estaría drenando el valle superior del Magdalena hacia el sur.

“En un contexto Caribe podemos, más o menos, trazar la deformación del Valle del Magdalena, que es oblicua y se propaga en direcciones opuestas hacia el Norte en la Cordillera Central y hacia el sur en la Cordillera Oriental, con un portal entre 6 y 13 millones de años, que parece comunicar el occidente colombiano con la Amazonía. Probablemente una segmentación en el Valle de Magdalena, de 5 millones de años, de manera que había una divisoria de agua, más o menos, a la altura de donde está hoy en día esa formación”, concluyó Camilo Montes, recalcando que, a pesar de todos esos resultados, la investigación aún no ha concluido y que todavía quedan más preguntas que respuestas en el tema que aborda el rastro del Magdalena en su historia geológica.

Por Katheryn Meléndez Solano.

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