Imagina por un momento que eres ese joven del Caribe colombiano, con la chispa de la curiosidad en los ojos y grandes sueños en el corazón. Anhelas una educación de calidad, sueñas con Uninorte, con un futuro prometedor. Pero la realidad golpea fuerte: en nuestra región, el acceso a la educación superior está lleno de obstáculos.

Datos alineados

62,9%

Según el Ministerio de Educación (2022), el 62,9% de los jóvenes entre 17 y 21 años no acceden a programas técnicos, tecnológicos o universitarios.

+50%

Y lo más desalentador: más de la mitad de quienes ingresan terminan abandonando por falta de recursos.

1,4/10

Mientras en el resto del país uno de cada cinco jóvenes accede a la universidad, en el Caribe apenas lo hacen 1,4 por cada diez.

Fuente: Ministerio de Educación Nacional (2022, 2024); DANE (2024).

Frente a esta realidad, nace una respuesta concreta desde Uninorte: el programa Juntos Somos +Becas, con un objetivo simple, pero poderoso: permitir que más jóvenes talentosos no solo ingresen, sino que se gradúen exitosamente. Cada graduado fortalece el futuro de nuestra región. Las historias de Alan, Alfonso y José Fernando son ejemplo de ese impacto. Ellos, que un día recibieron una mano amiga, hoy inspiran con su generosidad.

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La emoción que nos une:

un pasado compartido, un futuro por construir

Título 1

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Título 3

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Alan Hurtado Fontalvo, egresado de Negocios Internacionales (2010), recibió la Beca Talento de Promigas y Uninorte, que fue —como él dice— “un punto determinante” en su formación. “No solo alivió una carga para mis padres, sino que abrió un mundo de posibilidades”.

Alfonso Lizcano (Ingeniería de Sistemas, 2004) y José Fernando Salcedo (Ciencia Política y Gobierno, 2013) comparten ese sentimiento. Para José Fernando, fue especialmente significativo que Uninorte creyera en él como estudiante de colegio público: “esa oportunidad cambió mi vida”.

La historia de estos egresados confirma que estudiar en Uninorte abre puertas. Alan se graduó en 2010 con una excelente preparación. Esto le permitió conseguir trabajo apenas salió de la universidad y, con el tiempo, avanzar hasta establecerse en Estados Unidos, donde hoy trabaja en gestión de proyectos en una empresa de mantenimiento. “Esa beca fue el inicio de todo”, afirma.

José Fernando, por su parte, ejerce como diplomático representando a Colombia y promoviendo la paz en el mundo. Asegura que Uninorte le enseñó dos cosas clave: a conectar saberes diversos y a comprender mejor la realidad del Caribe. Ambas habilidades han sido fundamentales en su carrera.

Los recuerdos de su etapa como becarios dejaron huella. Alan todavía siente un profundo agradecimiento, sobre todo al recordar la tranquilidad de sus padres al saber que podría estudiar. José Fernando, por su parte, reconoce que evocar esa época lo impulsa a ayudar a otros, como lo ayudaron a él. Ese vínculo emocional con la universidad es el motor que hoy los mueve a donar.

De la gratitud a la acción:

el honor de devolver a nuestra casa

Para estos egresados, decidir donar no fue un cálculo frío, sino una reafirmación de valores. Alan lo dice con la sencillez de quien honra una promesa: “Donar es una forma de agradecer la ayuda que recibí y asegurarme de que otros también tengan esa oportunidad”.

“Donar es una forma de agradecer la ayuda que recibí y asegurarme de que otros también tengan esa oportunidad”

— Alan Hurtado Fontalvo

“Los becarios debemos ser los primeros voceros del programa”

— José Fernando Salcedo

José Fernando decidió hacerlo una vez logró estabilidad laboral, motivado por la convicción de que “los becarios debemos ser los primeros voceros del programa”. Su gesto nace del agradecimiento y la solidaridad. Para él, Uninorte no es solo una universidad, sino “una casa que te enseña a triunfar”. Y esa oportunidad, como egresados, podemos multiplicarla.

¿Tu aporte puede hacer la diferencia? La respuesta es un rotundo sí. “Todo suma”, asegura Alan. “No se trata solo de dinero, sino del deseo de retribuir, de ayudar, de apostar por las nuevas generaciones”.

José Fernando nos invita a asumir el rol de embajadores: “somos los primeros voceros de nuestra casa”. Donar es una oportunidad de agradecer y de asegurar la sostenibilidad de un programa que transforma vidas. “Cada granito de arena que donamos es una oportunidad para que un joven del Caribe cambie su vida a través de la educación”, enfatiza. Porque la educación es “la mayor inversión que podemos hacer para el desarrollo de Colombia y del Caribe colombiano”.

Un mensaje de esperanza

que nos une a todos

A los estudiantes becarios hoy, José Fernando les deja un mensaje directo, de egresado a futuro egresado: “No se rindan, los sueños se pueden realizar”. Les recuerda que el esfuerzo tiene su recompensa y que “cada día es una oportunidad para demostrar que el Caribe tiene grandes talentos capaces de transformar Colombia y el mundo”.

Este ciclo de apoyo y retribución va más allá de lo económico: es la construcción de un legado. Alan, Alfonso y José Fernando no solo devuelven lo recibido. Multiplican las oportunidades. Demuestran que la educación, impulsada por la generosidad, es el motor más potente para el cambio social.

★

Su mensaje resuena con fuerza: cuando apostamos por el potencial de otros, no solo transformamos vidas individuales, transformamos comunidades enteras y fortalecemos el alma de nuestra alma mater.

"Cuando un becario se convierte en donante, no solo devuelve lo recibido: enciende nuevas posibilidades para toda una generación."