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“Sesenta años después, el mayor logro de Uninorte es haber construido un ADN que evoluciona con su región.”

- José Caparroso Egresado de Comunicación Social y Periodismo (2016) Editor General de Forbes Colombia y Multiplataforma de Forbes Latam.
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Diciembre 2025
Por: José Caparroso
Egresado de Comunicación Social y Periodismo (2016)
Editor General de Forbes Colombia y Multiplataforma de Forbes Latam.



 

A 60 años de su fundación, la Universidad del Norte consolida un modelo formativo reconocido por el sector empresarial por su rigor académico, adaptación y enfoque humano. Con más de 75.000 egresados, la institución es hoy un proveedor clave de talento para industrias como energía, manufactura y servicios. Las recientes Mesas de Diálogo con empleadores confirmaron alta satisfacción y disposición a fortalecer alianzas. Uninorte mantiene un ADN flexible, ético y conectado con la región, que sigue demostrando su pertinencia en un mercado laboral en transformación. 


La Universidad del Norte nació en 1966 como un experimento improbable en una ciudad que apenas empezaba a pensarse moderna. Con 58 estudiantes, 10 profesores y un puñado de empresarios liderados por Karl C. Parrish, la idea era construir algo más ambicioso que un campus. Buscaban ser un motor de movilidad social y un proveedor confiable de talento para una región que debía abrirse camino en la economía nacional. 

Sesenta años después, ese experimento tiene nombre propio. Es el ADN Uninorte que está presente en empresas, hospitales, entidades públicas y laboratorios de investigación dentro y fuera del país. 

La institución ha hecho de la evolución su marca. En los setenta se aprobaron los primeros programas de pregrado; en los noventa consolidó alianzas internacionales y se conectó a internet antes que la mayoría de universidades del país; y desde los 2000 se lanzó con doctorados, y siguió afianzando sus centros de investigación y proyectos de impacto social, desde el Hospital Universidad del Norte -que incluso llegó a finales de los 90- hasta los programas de becas Roble Amarillo. En los últimos años, su oferta se expandió con Ciencia de Datos, Lenguas Modernas y Cultura, Música, Geología e Ingeniería Biomédica, por citar algunos. Cada nueva capa ha reforzado la idea de que la universidad crece como un organismo vivo. Se adapta, compite, incorpora nuevas funciones y gana capacidad para influir en su entorno. 
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La evolución se nota en el destino de sus más de 75.000 egresados. Para la Organización Terpel, uno de los mayores empleadores históricos de egresados Uninorte, los profesionales formados en la institución llegan con una combinación poco frecuente: “rigor académico, capacidad de adaptación y una sólida dimensión humana”. 

La empresa sostiene que ese balance les permite aportar soluciones en contextos cambiantes y asumir roles de liderazgo con una visión global que no pierde el arraigo regional. En una compañía que opera en mercados complejos, ese tipo de talento es un activo estratégico. 

Promigas, qué también ha recibido históricamente talento Uninorte, coincide. Su presidente, Juan Manuel Rojas, describe una mezcla de “compromiso ético, sensibilidad social y preparación sólida” que ha permitido a muchos asumir responsabilidades críticas en el sector energético. Según él, tener profesionales de la universidad en la organización es “contar con talento íntegro, preparado y comprometido con el desarrollo del país”. Es la clase de validación que no proviene de discursos institucionales, sino de nóminas y decisiones reales. 
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Algo similar ocurre en Smurfit Westrock, donde su CEO para la región Andina, Centroamérica y el Caribe, Germán Gambini, asegura que los egresados destacan por aportar ideas nuevas, mostrar compromiso y tener “visión de futuro”. En una industria presionada por la sostenibilidad y la innovación en materiales, ese tipo de mentalidad es una ventaja competitiva. Gambini lo resume como la actitud colaborativa y la sensibilidad social de estos profesionales “inspira a seguir creciendo juntos”. 

El retrato se completa con los datos más recientes. Las Mesas de Diálogo con empleadores realizadas entre 2024 y 2025, con una participación del 85% de las empresas invitadas, pintan un panorama casi inusual en el sector educativo. Todo arrojó alta satisfacción, disposición a trabajar conjuntamente y una lectura positiva del perfil profesional. Los empleadores coincidieron en la solidez de la formación, el diferencial analítico de los jóvenes, su capacidad de adaptarse a nuevas dinámicas laborales y la presencia creciente de habilidades humanas: inteligencia emocional, toma de decisiones, trabajo en equipo, asertividad y resolución de desafíos. La mesa de manufactura y comercio no registró un solo comentario negativo. Para una región que compite por atraer inversión y sofisticar su estructura productiva, esta es una señal potente. 

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El sector empresarial también dejó claro que quiere profundizar la colaboración: abrir espacios para prácticas, participar en proyectos conjuntos, aportar al diseño curricular y fortalecer los vínculos de largo plazo. La lectura de fondo es simple. El mercado laboral no está pidiéndole a Uninorte cambiar de ADN, sino seguirlo extendiendo. 

Al acercarse a su aniversario número 60, la Universidad del Norte se presenta menos como una institución anclada en su historia y más como una organización que entiende cómo se construye relevancia en el tiempo. Ha pasado de ser un proyecto audaz de unos pocos empresarios a convertirse en un proveedor confiable de talento para industrias críticas, un actor en la agenda de investigación del país y una plataforma de movilidad social para miles de jóvenes. 

Ahora, cuando la educación superior compite por pertinencia, ritmo e impacto, el mayor logro de Uninorte puede ser haber construido un código genético que conversa con la realidad: flexible, ambicioso, ético y profundamente conectado con su región. Sesenta años después, la universidad sigue expandiendo ese ADN, molécula por molécula, egresado por egresado. Y el mercado laboral, que al final es el más exigente de los jueces, parece afirmar que la fórmula funciona.