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© Foto tomada con rescursos digitales de Canva

COLUMNA DE OPINIÓN

 

“Descubrí que la creatividad del Caribe no solo ilumina proyectos: transforma ciudades cuando se conecta con propósito, disciplina y perrenque.” 

Andrea Velilla - Egresada de Comunicación Social y Periodismo (2003) , Chief Strategy Office de la Agencia Populi
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Diciembre 2025
Por: Andrea Velilla
Egresada de Comunicación Social y Periodismo (2003)
Chief Strategy Office de la Agencia Populi


 

Barranquilla vive una transformación silenciosa impulsada por la creatividad, la innovación y la educación. Uninorte se posiciona como actor clave en este cambio, formando profesionales con pensamiento crítico, visión global y compromiso local. La ciudad, antes reconocida solo por su alegría, hoy destaca por su capacidad para diseñar, conectar y emprender, convirtiéndose en un referente creativo en América Latina. Esta revolución nace del talento caribeño, del “perrenque” y de una comunidad que convierte ideas en impacto, proyectando a Barranquilla como una ciudad abierta, diversa y profundamente humana. 


¿Qué tan probable es que recomiendes Barranquilla como destino turístico?

Barranquilla atraviesa un momento de transformación profunda. En las últimas décadas, la ciudad se ha redescubierto a sí misma como un territorio fértil para la creatividad, la innovación y la acción colectiva. Lo que antes se asociaba únicamente al brillo de la fiesta o la espontaneidad del carácter costeño, hoy se expresa en una renovada manera de pensar, diseñar y emprender. Desde el urbanismo hasta la comunicación, pasando por la ciencia, la tecnología y la cultura, la creatividad se ha convertido en una herramienta de desarrollo. En esta ciudad ya no hay que irse para ver el mundo: el mundo empieza a mirar hacia Barranquilla, atraído por su talento, su ritmo y su capacidad para convertir ideas en realidades. 

Y en el corazón de esa revolución silenciosa está la educación. La educación que despierta propósito, pensamiento crítico y una visión global sin desprenderse de lo local. En ese terreno, Uninorte ha sido un actor clave: una universidad que no solo forma profesionales, sino que los impulsa a ser transformadores. Hablar de creatividad en Uninorte es hablar de una cultura que combina disciplina y empatía, rigor y calidez, estrategia y sensibilidad. Es el perrenque, esa palabra tan nuestra, pero elevado al plano del pensamiento: el impulso que mueve a ver oportunidades donde otros ven límites. 

Esa mentalidad se alimenta en las aulas, pero se refuerza en los pasillos, en los proyectos interdisciplinarios y en las conversaciones entre estudiantes de distintas escuelas que terminan siendo socios, aliados o colegas en la vida profesional. Aprendemos a pensar con flexibilidad, a mirar los contextos con profundidad y a entender que comunicar no es solo hablar, sino conectar, traducir, inspirar. De esa escuela nace una generación de egresados que lidera empresas, impulsa estrategias y crea valor desde el Caribe. Profesionales que no repiten fórmulas, sino que diseñan caminos; que analizan, que sienten, que construyen. 

Cuando pienso en mi recorrido profesional, puedo rastrear esa huella de Uninorte en cada proyecto que he impulsado. En especial en Perrenque Creativo, un movimiento que busca visibilizar el talento del Caribe colombiano y demostrar que aquí también se piensa con estrategia, con innovación y con impacto. Pero no es una historia individual. Es la historia de muchos egresados que hoy ocupan espacios clave en agencias, medios, empresas tecnológicas, instituciones culturales y proyectos sociales. Todos formados en esa combinación de pensamiento crítico y compromiso ético que define a la universidad. Uninorte sembró la capacidad de mirar más allá del presente, de entender que cada idea puede convertirse en motor de transformación si se conecta con un propósito mayor. Y ese propósito, en Barranquilla, es construir una ciudad que no solo crece, sino que inspira. 

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La creatividad barranquillera es distinta porque tiene alma. Nace de la alegría, pero se sostiene en el trabajo. De esa energía espontánea surge una manera única de enfrentar los desafíos: con optimismo, ingenio y colaboración. Por eso, cuando arte, ciencia, tecnología y comunidad se entrelazan, la ciudad se convierte en un faro que atrae talento, inversión y nuevas oportunidades. El reto ahora es sostener esa energía y llevarla al siguiente nivel. Para eso necesitamos seguir formando profesionales con pensamiento estratégico global y compromiso local. Uninorte puede seguir siendo ese puente que conecta el conocimiento con la acción, la academia con la industria y la emoción con la razón. Si fortalecemos esas conexiones, Barranquilla puede posicionarse como un modelo de ciudad creativa en América Latina: abierta, diversa, tecnológica y profundamente humana. 


Ser parte de esta revolución creativa es entender que la transformación de una ciudad no se da solo en los grandes proyectos, sino en cada decisión cotidiana: en cómo comunicamos, cómo enseñamos, cómo diseñamos, cómo servimos. Cada egresado es un laboratorio vivo que lleva consigo la experiencia de su formación y la multiplica en otros espacios. Porque, aunque estemos en distintos lugares del mundo, todo lo que hacemos regresa de alguna forma a nuestro origen. Cada logro, cada innovación, cada buena práctica amplía el mapa del Caribe. 

La invitación es a seguir creando con propósito, con empatía y con perrenque. A reconocer que, desde nuestras disciplinas, seguimos construyendo una ciudad potente, inclusiva y atractiva, capaz de inspirar al mundo con su acento creativo. Porque al final, el mayor logro de una universidad no es solo formar profesionales, sino inspirar generaciones capaces de imaginar, construir y transformar el lugar del que se sienten orgullosos de venir.