Responsive Image
Responsive Image
© Foto tomada de Freepik

BIENESTAR

 

“La pausa no es desconexión: es la forma más humana de volver a habitar nuestra propia vida.”

Ricardo González Ternera - Egresado de Psicología (2015) y de la Maestría en Psicología (2017)

Responsive Image
Diciembre 2025
Por: Ricardo González Ternera
Egresado de Psicología (2015) y de la Maestría en Psicología (2017)



 

Vivimos atrapados en la idea de aprovechar el tiempo como sinónimo de producir, acumulando logros mientras se diluye el disfrute y se debilitan los vínculos. Esta hiperproductividad, disfrazada de éxito, termina generando vacío y agotamiento. Frente a ello, la pausa se presenta como un acto necesario: detenerse para reconectar, percibir, sentir y volver a habitar la vida con presencia. 


Hemos convertido el tiempo en un valor de productividad, deformando su significado hacia la acumulación de experiencias: logros, imágenes, dinero y conocimiento. Entonces, nuestra cultura volcada hacia el aprovechamiento del tiempo —entendiendo “aprovechar” a la luz del avance y la mejora— y la desestimación social de aquellas conductas que no vayan en consonancia con ese mensaje: un día de estar escuchando música o viendo series, leer un libro sin un propósito formativo, caminar sin un objetivo de logro, son algunos ejemplos. 

Responsive Image

© GIPHY

Te muestro: 
Cuando estaba en mis veinte, quería —y tenía la energía— para llenar mi agenda de actividades. Empecé a dar clases en una ciudad cercana a Barranquilla; viajaba una vez a la semana, dictaba durante toda una jornada y me regresaba a las cinco de la mañana para seguir trabajando en Barranquilla. Entre más horas me asignaban para dictar clases y más pacientes llegaban, más me decía a mí mismo que lo estaba logrando —no sé qué exactamente, pero algo lograba—. Aun en los momentos de cansancio me motivaba; me decía que debía esforzarme, que, si quería llegar a mi meta, debía esforzarme más. 

Por momentos, en los lapsos de silencio, me cuestionaba el para qué de tanto trabajo si me estaba perdiendo reuniones familiares, tenía poco espacio para leer, hacer ejercicio y me estaba dejando a mí de lado. Pero esa pregunta siempre la acallaba el acceso a bienes y servicios que mi ritmo me permitía. 

¿Cuántos días tomas tiempo para hacer actividades que te gusten?

(1 = nada, 5 = mucho). El voto es anónimo y se guarda localmente.

1Nada
2Poco
3A veces
4Bastante
5Mucho
No has votado aún.
Lector, y aquí introduzco un aspecto importante: la hiperproductividad —para diferenciarla de una productividad en sentido sano— es difícil de percibir porque, sobre todo laboralmente, se disfraza mediante los logros, los ascensos y la retribución económica. Entonces, se sostiene el esfuerzo por aquello que se obtiene y por lo que se pudiera conseguir. Sin darnos cuenta, y quizás porque buscamos lo que creemos que necesitamos —sin saber si realmente lo queremos—, terminamos escondiendo la insatisfacción, la falta de conexión con lo que se hace y el escaso disfrute que se experimenta al vivir así. 
De ahí que la depresión ha aumentado en la actualidad, expresándose en dos áreas vitales para las personas: el trabajo y el hogar. Cada vez se disfruta menos del trabajo, y cada vez más se tienen dificultades para construir vínculos profundos. En otras palabras, en la pretensión de vivir más, mediante una acumulación de experiencias, estamos viviendo menos, disfrutando menos, vinculándonos menos… 

Indicadores asociados a la hiperproductividad

Nivel de hiperproductividad Horas/semana Agotamiento emocional (0-100) Desconexión personal (0-100) Satisfacción vital (1-10)
Bajo 38 h 22 18 7.8
Moderado 47 h 45 39 6.1
Alto 55 h 67 58 4.3
Extremo 65 h 84 76 3.0
Fuentes científicas: • Maslach, C. & Leiter, M. (2016). Burnout: A multidimensional perspective.
• Schaufeli, W. (2020). Workaholism and burnout: Current research findings.
• World Health Organization (2019). ICD-11: Burn-out as an occupational phenomenon.

De ahí que la depresión ha aumentado en la actualidad, expresándose en dos áreas vitales para las personas: el trabajo y el hogar. Cada vez se disfruta menos del trabajo, y cada vez más se tienen dificultades para construir vínculos profundos.

Egresado de Psicología (2015) y de la Maestría en Psicología (2017)

Bajo una mirada espiritual, ya se puede rastrear una forma de entenderlo: Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu (Eclesiastés 4:6). Esta cita nos expone algo que Heidegger también expresó con severidad: en nuestra preocupación por administrar y controlar el curso de nuestra vida, se nos ha olvidado vivir.  

Sin embargo, Rollo May, en su libro Libertad y destino, nos ofrece una palabra justa, muy humana, que es clave para distinguir cuándo estamos siendo productivos y cuándo, por carencias, inseguridades o insatisfacciones, nos refugiamos en el ritmo acelerado que la cotidianidad nos plantea. 

La palabra que sugiere es pausa: la capacidad de detenernos, aun en el flujo de las situaciones, para permitirnos observar los pensamientos que nos llegan, nuestras reacciones físicas, los afectos que surgen; en suma, darnos cuenta de que estamos y de cómo estamos. 

 

Responsive Image
Te lo mostraré con un ejemplo: mi oficina queda en el Bloque M —donde está la cancha de fútbol 11—. Cuando voy al campus central a una reunión, disfruto una y otra vez el camino. Disfruto el andar sobre mis pasos y ver los árboles; me sorprende el montón de estudiantes que atraviesan de un lado al otro; incluso me entretiene pensar qué estarán pensando. Me maravillo con una que otra nube, me asombro por aquello que veo. 

Lector, esto ocurre porque no se trata tanto de lo que veo, sino de mi disposición hacia lo que veo, del permitirme con apertura estar para mí mientras camino. Al ir del punto A al punto B, me dispongo a disfrutar ese espacio; en consecuencia, me permito caer en cuenta —no importa cuántas veces recorra el trayecto— de las miles de cosas nuevas que se revelan. 

La pausa es importante no porque implique desconectarse; todo lo contrario, lector: la pausa es conexión. Es la forma desde la cual me salgo del frenesí en el que vivimos, de las preocupaciones, y con paciencia admiro aquello que transcurre en mi presente para que no se diluya en el afán, de modo que permanezca en mí como un recuerdo valioso, precisamente porque así lo decidí. 

Responsive Image
Descarga la App

Descarga la App de Estar Bien

Incluso en la Biblia, en Eclesiastés 3, podemos rastrear algo así: “Hay un tiempo para todo…”. Tal expresión —y con esto quiero llegar a mi conclusión— nos sitúa en la necesidad de discernir los momentos en los que debemos dejarnos llevar, desatender, trabajar de más o no pensar, y aquellos en los que debemos abrirnos a apreciar, conocer, tocar, ser tocados, observar, escuchar y tener curiosidad por aquello que nos rodea. 

Como ves, se trata más bien de cómo, en tu presente y en tu situación, te desenvuelves permitiéndote atender aquello que te rodea con una mirada desprevenida, involucrándote en actividades que te permitan, más que una sensación de avance o progreso, plasmar en ellas lo que traes en ti. 

En mi caso, fue redactar este escrito. Recién, cuando saqué a Lulú —mi mascota—, vi a un señor plantando un árbol en el parque. 
Pregúntate: ¿Cuáles son tus formas? 
¿Qué actividades disfrutas hacer en tu tiempo libre?
Enviar