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UN RECOMENDADO

 

"Hoy, para quienes trabajamos freelance, el reto no es solo encontrar dónde sentarnos, sino crear el tipo de rutina que alimente nuestras ideas, sin que eso implique romper el bolsillo."

Melissa Puche Manjarrés, Comunicación Social y Periodismo (2018) y de la Maestría en Literatura y Escritura Creativa (2025)
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Junio 2025
Por: Melissa Puche Manjarrés
Melissa Puche Manjarrés, Comunicación Social y Periodismo (2018) y de la Maestría en Literatura y Escritura Creativa (2025)



 

Trabajar desde casa suena ideal, hasta que falta la luz o la rutina agota. Frente a imprevistos, muchos freelancers deben decidir entre un café o un coworking. La elección va más allá del presupuesto: es una búsqueda de concentración, flexibilidad y bienestar. Porque para quienes trabajan por proyectos, el espacio importa tanto como la idea, y la libertad también implica saber dónde seguir creando. 


Se fue la luz en mi casa y tengo una entrega de un vídeo editado para el final del día. Suena como un problema simple, pero en mi cabeza suena la música de ¿Quién quiere ser millonario?, con una pregunta de selección múltiple que puede afectar directamente el desarrollo de mi trabajo.

 

Pregunta de selección múltiple

¿Qué hago?

Elegiste la opción "A". ¡Buena decisión!
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Trabajo 100 % remoto desde 2024, y específicamente como freelance desde este año. La opción fija sería irme por la A, pero he vivido la misma escena muchas veces: llego al café y está lleno, no hay enchufes, todo el mundo habla al mismo tiempo y cuando se me acaba la comida siento que me están echando. Sí, de pronto me dirán que los cafés no están hechos para trabajar, pero como dice mi mamá: “las cosas son de quienes las necesitan”, y los que trabajamos remoto necesitamos hogares alternos. Por si todo falla… o porque, a veces, la verdad, la casa aburre.

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Giselle Muñoz

Diseño Gráfico (2010)

Quienes trabajan remoto coinciden conmigo, “A veces uno está muy aislado y es bueno ver otras personas. A veces solo es para romper la rutina, así sea poniéndome ropa de calle”, me dice Giselle Muñoz, quien trabaja desde casa desde 2020. Su respuesta resuena con la de muchos amigos con quienes he hablado sobre la búsqueda de otros espacios.

Siempre pensé que los coworkings eran más para los emprendedores en modo Silicon Valley, con reuniones para descifrar la próxima IA que va a revolucionar la industria tech. No para alguien como yo, que básicamente trabaja con su computador. Puro paradigma, lo sé. Pero, en estos temas, la elección del lugar puede ser una cuestión de percepción.

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Alexandra Peña

Psicología (2019)

Alexandra Peña, egresada de Uninorte, me dice entre risas —cuando le pregunto si ha considerado ir a coworkings pagos— que no va hace tiempo y que no tiene muy claro de qué se está perdiendo. Le da la sensación de que no es mucho. Percepciones, ¿si ven?

Así que, sin luz y con una entrega encima, me hice una pregunta que no supe responder con total honestidad:¿qué me implica ir a un café y qué me implica ir a un coworking?

Hice lo propio: busqué opciones, hablé con gente que los frecuenta y comparé costos. Porque esta decisión puede ser más de bolsillo que de romanticismo freelance.

Hagamos un ejercicio básico para entender qué estamos negociando al momento de salir de casa a trabajar en términos de precio/calidad. Las preferencias, si bien son muy personales, hay elementos en común que todos los que salimos con un compu a trabajar buscamos: concentración, buen internet y comodidad.

En ambos escenarios la salida de casa supone un gasto, el punto es encontrar cuál sería el más rentable para el bolsillo teniendo en cuenta las siguientes variables:

Comparativa Cafés vs Coworking
Espacio / Amenidad Cafés Coworking
Suscripción (Mensualidad) No cobran Día: $90.000 aprox / Mes: $700.000 COP aprox
Comida $25.000 aprox Incluyen bebidas
No incluye comida ($20.000 aprox)
Transporte (Uber / Parqueo) Depende: puede ser a pie
O $10.000 aprox
Depende: puede ser a pie
O $10.000 aprox
Enchufes Depende al que vayas
Velocidad de internet Baja Alta
Baños Depende al que vayas
Mobiliario Depende al que vayas Ergonómico
Eventos No Sí (según programación)
TOTAL (día) $35.000 COP (aprox) $53.333 COP (calculado por mensualidad)

No hay una diferencia significativa si uno trabaja fuera de casa todos los días. En mi caso, que necesito resolver una circunstancia temporal, la salida a un café me soluciona en la relación costo /beneficio. Pero puede salir más caro de lo que creo si no elijo bien, porque hay variables que no sé si voy a encontrar.

Me puse a buscar en Instagram un pequeño banco de opciones para ambos casos:

Cafés vs Coworkings

Cada uno distinto en su oferta y lo que me propone. Por ejemplo, cuando tengo clases  o asesoría de tesis de la maestría en literatura y escritura creativa en la U, quedarme en la Casa Estudio me funciona.

Reviso mi abanico de posibilidades y vuelvo a la pregunta fundamental y es por qué decidí ser freelancer remota. La respuesta es la flexibilidad. Poder decir: “trabajo desde el centro comercial porque ahí queda el gimnasio y hago mercado después”. Esa capacidad de cambiar de espacios y preguntarme qué necesito hoy para sacar mi trabajo adelante, es lo que me llevó a elegir este estilo de vida.

La capacidad de elegir no solo se limita a unas amenidades físicas, sino también al reconocimiento del impacto que tiene un ambiente en tu desempeño laboral. De eso se trata: claridad, salud mental y sobre todo: cultivar las ganas de seguir trabajando.

Foto de ejemplo

“Los creativos buscamos espacios donde podamos pensar diferente, ver cosas diferentes que me impulsen a tener otras ideas”

— Valentina Urina, Arquitectura (2021)

En el caso de los que trabajamos en el medio creativo y freelance, como yo, me gustaría encontrar un espacio donde sin tener ingresos fijos mensuales pueda pagar con tranquilidad una oficina de coworking por un valor similar al del café. Creo que no lo hay, o por lo menos, no lo encontré. Ahora mismo eso solo Uninorte, como egresada, me lo ofrece. No sé si sería rentable o no para que más modelos así existieran, pero de que hay público, lo hay. 

“No pago un coworking porque, al no tener la necesidad de salir todos los días, y al ser independiente, los ingresos pueden variar de acuerdo al flujo de clientes, y pagar por un espacio supone un gasto fijo que puede representar una proporción mayor o menor de mis ingresos al mes”

— Jean Pierre Mandonnet, Comunicación Social y Periodismo (2017)
Hoy, para quienes trabajamos freelance, el reto no es solo encontrar dónde sentarnos, sino crear el tipo de rutina que alimente nuestras ideas, sin que eso implique romper el bolsillo.
Las formas de trabajo están cambiando. Es vital reconocerlo, incorporarlo y crear más espacios para que estas nuevas modalidades de empleo puedan sostenerse. Lugares a los que no solo accedan quienes tienen ingresos fijos, sino también quienes trabajamos por proyectos, valoramos la movilidad, networking y aportamos con nuestro trabajo a la construcción de ciudad. Ojalá el mercado nos ofrezca más hogares. Y que lo que generamos al mes sea suficiente para elegir, sin miedo, cualquier espacio.